
La destitución de Nicolás Gallardo, gobernador de San Andrés, suscitó una ola de apoyo físico que reflejó la firme solidaridad de la comunidad. A pesar de la decisión tomada por el Consejo de Estado, los habitantes de la isla demostraron de manera tangible que su lealtad hacia Gallardo era más que una manifestación digital. Miles de personas se movilizaron físicamente en distintos puntos de la isla, destacando especialmente la multitudinaria concentración en el aeropuerto de San Andrés.
El aeropuerto se convirtió en un lugar simbólico donde los ciudadanos se congregaron para mostrar su rechazo a la destitución y su respaldo al gobernador. Con pancartas, banderas y consignas, miles de personas se unieron espontáneamente, reafirmando su confianza en la gestión de Gallardo. Este gesto físico, lejos de ser un acto aislado, fue una clara muestra de que la comunidad no se conformaba con las decisiones que provenían de instancias externas, como el Consejo de Estado, sino que deseaba ser escuchada y respetada.
La presencia de la gente en el aeropuerto representó mucho más que una protesta: fue un acto de unidad, de resistencia y de lucha por la justicia. En momentos de incertidumbre, los habitantes de San Andrés se unieron para hacer saber que no iban a permitir que una decisión ajena a su voluntad los dividiera. Este tipo de apoyo físico mostró la fuerza de la solidaridad popular y reafirmó la importancia de la participación ciudadana en los procesos políticos.
El respaldo en el aeropuerto, junto a otras manifestaciones, dejó claro que la lucha de Gallardo no solo era personal, sino colectiva. La comunidad de San Andrés defendió no solo a su gobernador, sino los principios de justicia y bienestar que él representaba, demostrando que la solidaridad física puede ser un motor poderoso en la defensa de lo justo.