Por: Carlos Ordosgoitia Sanín
El Caribe Colombiano, sin lugar a preámbulo alguno, es una de las regiones del territorio nacional histórica, social y culturalmente más importantes del país. Aunque apenas ocupe poco de más del 11 % del territorio y este conformada por 8 departamentos en los que se concentra el 20 % de la población nacional.
Es de resaltar que la base económica es extremadamente variable, destacándose la agricultura, ganadería, minería, industria, turismo y el transporte marítimo. A lo que se suma que el 90 % del carbón y el 72 % del gas ofertado, salen de esta región, a lo que se suma el 69 % de la generación térmica de energía eléctrica que abastece a Colombia.
Por todas estas razones, consideró con profunda convicción que el Caribe Colombiano es vital para el desarrollo integral de Colombia, debido a su gran potencial, ya que sus departamentos suman un total de 197 municipios. Esta región, además de ser rica en biodiversidad y patrimonio cultural, se constituye como un motor económico fundamental para el país.
En primer lugar, su diversidad geográfica y climática favorece una variada agricultura que se complementa con sus puertos estratégicamente ubicados. Asimismo, en los últimos años, el Caribe Colombiano ha demostrado su importancia en el ámbito de las exportaciones, representando aproximadamente el 30 % del total del país, lo que evidencia, no solo la capacidad productiva de la región, sino también su potencial para diversificar su oferta y fortalecer su posición como un actor clave en el comercio internacional.
El Caribe contribuye significativamente al turismo nacional gracias a su vibrante cultura, playas y destinos históricos, lo que hace de esta región un destino único, atractivo y dinamizador de la economía. De hecho, esta región posee todas las cualidades para desenvolverse exitosamente en el ámbito agrícola, gracias a la diversidad de sus municipios, la variedad de industrias y la riqueza de sus suelos.
Barranquilla, gracias a su estratégica ubicación y el vigor de su infraestructura portuaria, se posiciona como un núcleo comercial clave para la exportación de productos agrícolas. Del mismo modo, Santa Marta, con uno de los puertos más antiguos y de aguas profundas, es crucial para el transporte marítimo de mercancías.
Además, Cartagena no solo se destaca por su turismo histórico, sino también por su potente industria, con las refinerías que impulsan el comercio energético, mientras que Montería reviste una gran importancia como un núcleo económico, cultural y educativo. Su ubicación estratégica junto al río Sinú la convierte en un centro agroindustrial destacado y un centro ecológico con prácticas sostenibles que promueven la conservación del medio ambiente y el turismo.
Asimismo, La Guajira se presenta como un territorio de grandísimo potencial energético y agrícola, con una expansión en energías renovables y una tierra fértil aún sin explotar. Y también se destaca Mompox, por su encanto colonial, rica historia y cultura, así como su vocación para actividades de pesca sostenible.
Debemos resaltar los puertos de Barranquilla, Santa Marta, Cartagena, Puerto Antioquia y el Golfo de Morrosquillo, esenciales para el desarrollo del país. Gracias a su ubicación estratégica, facilitan el comercio y la exportación de productos agrícolas e industriales, impulsando la economía regional. Estos puertos son clave para conectar la región con mercados globales y, por supuesto, promueven un crecimiento sostenible beneficioso para las comunidades locales y la economía del país.
El Caribe Colombiano tiene todo para consolidarse como un epicentro agrícola y comercial de Colombia y el mundo. Mediante un enfoque integral, se pueden liderar acciones, procesos y políticas públicas en materia de producción agrícola, innovación sostenible y comercio internacional, con miras a un futuro más prometedor y competitivo.