El próximo mes de febrero se cumplirán tres años desde que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, liderase la invasión a Ucrania. Desde entonces, el número de militares rusos muertos supera los 50.000, según un estudio publicado por la BBC, y el número en el caso de ucranianos se situaba hace seis meses en los 31.000, según Volodímir Zelenski, aunque la cifra total puede ser mayor. Si se habla de menores, la cifra se sitúa en los 564. Será el 24 de febrero cuando se cuenten tres años, pero también cuando el país se encuentre inmerso en un invierno que, previsiblemente, se antoja arduo, como ocurrió el pasado.
Además de su población, la Unión Europea teme que Ucrania lo pueda pasar «muy mal» durante el próximo invierno. No solo por el frío -la temperatura puede oscilar entre los -8°C y los -12°C-, sino porque Rusia ha destruido «prácticamente el 70%» de sus sistemas de generación eléctrica, según ha explicado esta semana el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell.
«En Ucrania hace mucho frío y los rusos han destruido prácticamente el 70% de sus sistemas de generación eléctrica», sentenció Borrell.
El que fuera presidente del Parlamento Europeo y ministro de Asuntos Exteriores en España, ha explicado cómo se están atacando los objetivos civiles en esta guerra y la situación militar, que está «evolucionando» con las acciones que ha tomado recientemente Ucrania en el frente. Sin embargo, ha hecho hincapié en que, si la situación continúa por la senda establecida, «Ucrania lo puede pasar muy mal este invierno».
«En Ucrania hace mucho frío y los rusos han destruido prácticamente el 70% de sus sistemas de generación eléctrica», sentenció.
«Degradación de la central nuclear de Zaporiyia»
No es la única noticia en relación a la situación energética del país invadido. Este viernes, la central nuclear de Zaporiyia -la mayor del país, situada en el este- se enfrentó a un mayor riesgo de sufrir otro apagón después de que los bombardeos rusos dañaran una línea eléctrica que le suministraba electricidad del sistema energético ucraniano.
«La degradación de la central nuclear de Zaporiyia, que se encuentra bajo ocupación ‘rusista’ desde el 4 de marzo de 2022, es cada vez más profunda. La mayor central nuclear de Europa está de nuevo al borde de un apagón», subrayó su operador, Energoatom, en su canal de Telegram, donde añadió que los bombardeos rusos dañaron el jueves la línea eléctrica que le suministraba la electricidad necesaria para su funcionamiento seguro.
A día de hoy, solo una línea eléctrica suministra electricidad desde la red eléctrica ucraniana a la central, informaron para advertir de que, si se daña la última línea, puede producirse una «situación de emergencia», ya que las bombas que enfrían los reactores y las piscinas de combustible de la central perderán el acceso a las fuentes externas de energía.
Otro posible invierno con apagones en Ucrania
No sería la primera vez que la central sufriese apagones. Estos han afectado a Zaporiyia en hasta ocho ocho ocasiones, además de uno que se produjo de forma parcial cuando se activaron los mecanismos de seguridad de emergencia. En este último, los generadores diésel, situados en la central, suministraron electricidad a las instalaciones hasta que se restableció la conexión con las fuentes externas de energía.
Pese a que todos los reactores de la central no están produciendo electricidad en la actualidad, lo que daría más tiempo para las reparaciones de emergencia, cada «apagón» aumenta el riesgo de una fuga radiactiva, así como el desgaste de los equipos de la central, según han explicado a EFE expertos ucranianos en energía nuclear.
La escasez de personal y la alta presión bajo la que opera, en presencia de soldados rusos, también aumenta el riesgo de un costoso error humano. «La falta de personal competente, cualificado y con licencia y la transformación de la central en una base militar hacen imposible operar la central sin accidentes», han apuntado desde Energoatom.
Así, la única manera de restablecer la seguridad nuclear y radiológica sería con la devolución del control de la central a Ucrania y la retirada completa de las tropas rusas de las instalaciones.
En este sentido, Borrell prefirió no hablar de suposiciones y prefirió no hablar de amenazas nucleares. «Cuanto menos hablemos de ellas, mejor», espetó.
Bajada de temperaturas
El pasado 19 de agosto, se volvieron a producir apagones en un escenario de enormes daños causados por anteriores ataques rusos con misiles y drones, según informó Ukrenergo, operador de la red eléctrica del país, territorio que depende de las tres centrales nucleares que quedan bajo su control tras la captura de Zaporiyia, así como la energía solar y otras fuentes renovables y de las importaciones de otros países europeos.
Ucrania apuesta por la cogeneración y la producción privada para afrontar el invierno y acelera en sus esfuerzos para reparar las infraestructuras energéticas.
Durante este verano, la mayor parte de la población está pasando varias horas al día durante varias semanas sin electricidad, algo que durante los meses de frío podría provocar una situación insostenible, periodo en el que los cortes podrían durar aún más con el bajón de las temperaturas.
De momento, Ucrania apuesta por la cogeneración y la producción privada para afrontar el invierno y acelera en sus esfuerzos para reparar las infraestructuras energéticas, pero habrá que esperar para saber la magnitud a la que se enfrenta el territorio los próximos meses.