De la mano de sus embajadores musicales, el nombre de Medellín comenzó a sonar afuera y los videoclips que muestran las calles paisas están posicionando una marca que rompe con aquella historia pasada de violencia.
Hace años, Juanes le dio eco al sustantivo “parce”, que incluso dentro del mapa local era malsonante. Luego, vino la primera generación exitosa de cantantes urbanos que se pegaron en las emisoras, sonaron en otros países y provocaron que se hablara de ‘Medallo’ por la calidad de sus músicos.
Ahora, hay una nueva camada de artistas que no teme incluir en sus canciones el parlache de las comunas y han logrado que los oyentes repliquen esa jerga tan distintiva de los barrios medellinenses.
Música y riqueza
El Poblado y Barrio Antioquia son algunos de los puntos más mencionados en esas composiciones y han retratado, de alguna manera, el ambiente fiestero de esta urbe.
El año pasado quedó demostrado que esta industria puede mover millones de dólares solo en un fin de semana. El ejemplo puede empezar con el concierto de Maluma, que tuvo un aforo de 52.000 asistentes en el Atanasio Girardot y le dejó a la ciudad unos ingresos por US$15 millones.
A su turno, Karol G le metió cerca de 80.000 personas a ese mismo escenario en doble fecha, un espectáculo que estimuló el flujo de unos US$7 millones representados en gasto de hoteles, restaurantes, transporte y comercio.
Estos antioqueños lograron lo impensado, pues antes de Madona, en 2016, nadie había agotado taquilla en tiempo récord para copar el estadio.
Harold Jiménez, director de la productora 36 Grados, puede dar testimonio de ese boom que se está viviendo gracias a la promoción espontánea que han hecho los creativos del género urbano.
Desde su óptica, “la ciudad está de moda” y la producción audiovisual se viene consolidando en llave con la exposición internacional de esos legionarios duros: J Balvin, Karol G, Maluma, Blessd, Ryan Castro y Feid.
Más empresas creativas
Es difícil explicar que tienen los vecindarios paisas, pero son verdaderas canteras de historias, locaciones e ingeniosos artistas que lo retratan todo en canciones, fotos, libros, cortos, películas y obras de teatro.
Según la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia (CCMA), en 2022 se mapearon 1.752 empresas afines a la industria creativa y los datos indican que el número de estas unidades creció 22,6% en un lapso de cinco años.
Las que se dedican al encadenamiento musical y a las producciones audiovisuales son las más numerosas y El Poblado es la comuna que más las concentra (ver gráfico).
“Ese crecimiento de los artistas nos beneficio de manera en que podíamos acceder a mejores presupuestos para hacer producciones de un nivel alto. Tuvimos acceso a mejores cámaras y a mejores equipos”, comentó el director de 36 Grados, productora que ha realizado trabajos con los artistas más reconocidos del género urbano.
A su juicio, la capital antioqueña se convirtió en un epicentro para la producción de videoclips y hay varias ventajas comparativas que la hacen atractiva. Por ejemplo, la diversidad de paisajes: hay escenarios que proyectan un clima frío (Santa Elena), pero si el protagonista está buscando calidez, tiene muy cerca a Santa Fe de Antioquia. Desde la perspectiva del experto, la amabilidad de la gente también marca la diferencia, sin mencionar que los dólares rinden más en esta plaza que en Estados Unidos o México, que son competidores directos.
Dependiendo del tamaño de cada proyecto, se necesitan entre 50 y 300 personas en labores de dirección de arte, fotografía, iluminación, logística y transporte, solo por mencionar algunos.
“La industria hoy en Medellín está en crecimiento, nosotros el año pasado hicimos 70 videoclips, y si sumamos el trabajo de otras 20 productoras más pequeñas que hay en la ciudad, fácilmente, podemos hablar de más de 300 videos realizados”, resaltó el director de 36 Grados.
Sin embargo, afirmó que es necesario trabajar en la profesionalización del talento humano para que no se vaya a marchitar este naciente sector de la economía, que según un cálculo de la Agencia de Cooperación Internacional (ACI) lanzado en 2019, puede estar aportando el 3% a la generación total de riqueza en Medellín.
Esta no es una cifra nada despreciable, especialmente si se tiene en cuenta que el Producto Interno Bruto (PIB) de Antioquia en 2021, según el Dane, fue de $176,4 billones y esa cifra en gran parte es aportada desde Medellín.
Unos cálculos aproximados permiten inferir entonces que la industria creativa en la Ciudad de la Eterna Primavera estaría moviendo unos $4 billones, aunque no hay un dato certero ni oficial.
Un semillero
María Clara Ramírez, gerente del sello musical Mantyx, inició con su proyecto hace tres años y junto con sus socios hicieron in diagnóstico preciso de este sector: “hay talento, pero no hay industria”.
“No encuentras mil abogados que lean un contrato de Sony, ni contadores que entiendan un adelanto editorial o disquero ni una cantidad de agencias que manejen un lanzamiento disquero”, detalló la gerente.
Fue entonces que le apostaron a crear a Descomunal, un núcleo de formación para educar a los futuros actores del encadenamiento musical en Medellín.
María Clara explicó que “Descomunal tiene tres pilares: estudios de producción en los barrios, plataforma educativa y promoción de los artistas”.
La idea consiste en atacar la ausencia de profesionalismo para que la industria sea sostenible y los jóvenes puedan explotar sus capacidades con organización.
A juicio de la gerente de Mantyx, Medellín lleva varios años posicionada como una cantera del género urbano y es una situación que no se ha sabido aprovechar, precisamente porque la industria no está bien estructurada.
“Esos tres pilares a los que apunta Descomunal son valiosos, es una inmersión a este mundo, es educación para que un pelao entienda como funciona la industria de la música. Lo hicimos porque queríamos contribuir al desarrollo de la industria para generar empleos y desarrollo económico”, resaltó la gerente.
Las artes escénicas
Mauricio Facio Lince, socio y productor de One Stage Producciones, señaló que en la ciudad hay actividades teatrales desde tres perspectivas: una muy tradicional que abarca a los insignes teatros en el centro, hay otro grupo que está innovando y realiza musicales y una última subcategoría que reúne al teatro de base comunitaria.
Coincide en que el público está dispuesto a gastar cifras duras en espectáculos musicales con grandes artistas, pero cuando se trata de apuestas escénicas todavía falta formar al público para que la riqueza del trabajo creativo se extienda hacia el renglón cultural.
“Después de la pandemia tenemos una gran asistencia a eventos. Pero esa asistencia está marcada por los grandes conciertos, por los deslumbrantes, y eso no necesariamente está impactando al sector cultural de la ciudad”, comentó el productor.
“Hay fenómenos distintos como el Águila Descalza que siempre llena, o los stand up comedy, que han tenido un proceso muy interesante de público. Sin embargo, al sector cultural todavía le cuesta y creo que tiene que ver con la formación del público, todavía tenemos una deuda con ese sector cultural para que estalle y se vuelva muy poderoso”, añadió Facio Lince.
¿De dónde sale el talento?
Si bien el encadenamiento productivo hay que afinarlo para que no se apague el motor de la industria creativa, los expertos consultados aquí coinciden en la materia prima está a la orden del día.
En las periferias de Medellín todos los días hay jóvenes que enriquecen la oferta de entretenimiento con sus cualidades para la escritura, los guiones, el canto, la danza y la actuación.
Una micro realidad de ese desborde creativo está en el Grafitour de la comuna 13, un recorrido lleno de locales especializados en la venta de artículos y prendas con los diseños realizados por los grafiteros de la localidad.
Unos 36.000 turistas al mes llegan a ese sector solo para recrear la vista con los murales, la comida típica y para escuchar la historia de conflicto y transformación que sufrió el territorio. Paralelamente, hay muchachos creando música y esa atmósfera se replica por las 16 comunas de la ciudad.
“Hay un trabajo silencioso pero constante que se ha hecho en los territorios. Creo que esta explosión de música urbana y proyectos audiovisuales han sido el resultado de procesos de muy vieja data”, mencionó Mauricio Facio Lince.
“Estoy hablando de esos territorios que se han venido consolidando y han sacado productos de esas historias y de ese bagaje que han tenido esos artistas del barrio y que terminan convirtiéndose en historias muy potentes. Hay capacidades que al unirlas, potencian el ecosistema creativo, pero nos falta bajar eso a la industria cultural de raíz”, agregó el experto.
Lo cierto es que las empresas enfocadas en productos de entretenimiento están aumentando progresivamente y hay unas iniciativas que desde el sector privado están tratando de alinear todo esto con la sostenibilidad financiera, de manera que puedan potenciar el desarrollo socioeconómico progresivamente.
Fuentes: El Colombiano