
Luego de 60 años de exitosa trayectoria de negocios y una extensa lista de retos que lo acecharon desde su niñez y que ha logrado superar, el empresario Carlos Alberto Solarte está a pocos meses de entregar la obra más importante de su vida, con la que soñó desde el momento en que supo que quería ser un ingeniero civil: la Universidad de Guaitarilla.
La primera de 3 etapas de la obra, con un presupuesto de 30 mil millones de pesos, ofrecerá carreras de corte “fundamentalmente técnico”, asegura. Áreas como ingeniería civil y mecánica están en la lista curricular que tendrá esa casa de estudios, dirigida por la fundación Minuto de Dios.
Con 11 simuladores para preparar técnicos mecánicos y operadores, espera que los estudiantes puedan capacitarse en la fabricación de tractores, cargadores y otro tipo de maquinaria. El apoyo de la compañía Caterpillar ha sido fundamental.
Así que 2019 será el año en el que Guaitarilla se convierta en una ciudad universitaria y empiece a recibir estudiantes de su zona y sus alrededores y eso lo celebran los jóvenes bachilleres que esperan desarrollar sus estudios universitarios en ese campus, gracias la labor de Solarte y su fundación Solreír, creada con el apoyo de su hija Claudia, quien extrajo el proyecto de su tesis doctoral en la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (Esade) en España.
¿Pero de dónde surgió la idea de construir ese proyecto?
Su origen humilde, de necesidades en una casita de bahareque en ese pueblito del departamento de Nariño, no lo detuvo, sino que –incluso− lo inspiró para buscar nuevos horizontes, a través de la educación. Su natal localidad no le brindó la oportunidad de estudiar a nivel superior y por eso espera entregarle ese regalo.
A sus 10 años, luego de varios intentos fallidos en su educación y con la pérdida de confianza de su madre, buscó por su cuenta nuevas alternativas y llegó a conquistar una de sus más anheladas metas académicas, convertirse en ingeniero civil.
“Pensé en estudiar una carrera que me gustara. Iba pensando en ingeniería y me presenté en ingeniería civil de la Universidad del Cauca en Popayán, y mientras estudiaba estaban construyendo vías en Ipiales y me daba cuenta de cómo trabajaba la maquinaria”, cuenta Solarte.
A partir de allí logró conseguir un empleo con la gobernación de Santander, en el proyecto vial Bucaramanga-Barranca y desde allí arrancó su carrera que poco a poco lo fue transformando en un importante contratista hasta 2005, cuando fundó la compañía Gas Constructores, cuyas obras de desarrollo civil, con excelentes resultados, le han valido la persecución política que hoy rechaza.
El empresario lamenta que los grandes grupos económicos hayan gestado procesos en su contra porque no pueden vencer su exitoso recorrido en el sector con sana competencia, sino con elementos judiciales que, espera, se aclararán y darán a conocer el impecable historial de su empresa y su familia, que ha resultado bastante afectada por los entuertos en que han querido involucrarla.
“No dejan tener una competencia de (personas) leales, pero yo confío en que eso se aclare. Eso ya está más que demostrado, que CS constructores no tiene nada que ver en absoluto con los problemas que han salido. Odebrecht y el viceministro (de Transporte, Gabriel García) Morales lo han confirmado”, expresa.