La Junta de Andalucía ha concluido los trabajos de conservación y mantenimiento de los baños árabes de Córdoba, ubicados en San Pedro y La Pescadería, en la capital, en las calles Carlos Rubio y Cara, respectivamente.
El delegado de Cultura, Turismo y Deporte, Francisco Alcalde, ha visitado estas actuaciones que han contado con un presupuesto total de 51.000 euros. Los trabajos realizados se enmarcan en las necesarias actuaciones de conservación y mantenimiento de ambos inmuebles, adscritos a la Consejería de Cultura, y supone la continuación de los trabajos de investigación arqueológica y puesta en valor que se llevan realizando durante los últimos años.
Francisco Alcalde ha destacado la importancia monumental de estos baños árabes y el interés histórico de los mismos señalando que «en los solares de la calle Cara se conservan tres bóvedas, la caldera y diferentes salas anejas y una considerable muestra de la transformación mudéjar del Hamman andalusí en época bajomedieval en casas. Los muros de esta viviendas descansan sobre los magníficos ejemplares de tiempos del Califato. Se conservan salones abovedados en su crujías, con sus respiraderos de los baños árabes, algunos en forma de estrellas de ocho puntas, correspondientes a una ampliación del periodo postcalifal. Se mantienen los suelos originales así como canalizaciones y atarjeas de los siglos XV y posteriores que fueran construidos en época califal y reformados y ampliados en época bajomedieval islámica».
Al referirse al Baño árabe de San Pedro, Francisco Alcalde ha indicado que “su estado de conservación y lectura, a través de la investigación realizada por el arqueólogo Pedro Marfil en 2006, nos lega el origen o fundación de los baños en el siglo XII durante la fase almorávide, con un uso continuado hasta el siglo XV.”.
INTERVENCIÓN
La intervención, recientemente finalizada, ha tenido un carácter eminentemente cautelar, se ha procedido a realizar una limpieza arqueológica de todos los paramentos y la consolidación de los mismos, bien con la reposición puntual de las juntas de mortero de cal, como con el tratamiento superficial con silicato de etilo para evitar su erosión.
Las actuaciones han sido coordinadas por el arquitecto Francisco Riobóo Camacho, jefe del Departamento de Conservación del Patrimonio Histórico de la Delegación de Cultura, y dirigidas en el Baño de San Pedro por la arqueóloga Carolina Martín Blanco y en el Baño de la Pescadería por el arqueólogo Santiago Rodero Pérez.
Se han respetado los vestigios de todas las épocas existentes, así como las pátinas y suelos de ocupación, que constituyen un valor importante de los baños. Los materiales empleados en la labores de consolidación y conservación han sido compatibles con los propios de los mismos y en su elección se han seguido criterios de reversibilidad, cuyos resultados han sido suficientemente contrastados en anteriores intervenciones.
En definitiva se ha conseguido consolidar y tratar los paramentos para su mejor comprensión y puesta en valor, para lo cual se han realizado catas paramentales que han permitido una mejor comprensión de su funcionalidad como espacios comunes para su futura valorización social.
Durante esta intervención se ha constatado la importante existencia de una edificación romana altoimperial de considerable entidad, a tenor de los muros conservados, que por los primeros indicios documentados sufriría su amortización en torno al siglo IV.
ORGANIZACIÓN DE LOS BAÑOS
La organización de los baños se traza en torno a un pequeño patio junto al que se dispone una sala abovedada porticada identificado como sala fría, subdivisa por un arco geminado. Esta sala fría se encontraba porticada en su lado oeste mediante arcos apoyados sobre columnas, a modo de galería lateral del patio. Su conexión con la sala templada se realizaba a través de un vano rectangular adintelado.
Esta sala templada es la que fue recogida en el dibujo publicado por Ramírez de las Casas Deza en el Semanario Pintoresco Español. Conserva gran parte de su galería oeste, presentando actualmente un aspecto de arquería de cinco arcos de herradura. Estos conservan cimacios, capiteles, fustes y basas de columnas, reutilizados de construcciones anteriores principalmente de época califal.
Por su parte, la sala caliente se dispone paralela al lateral norte de la sala templada, por lo que su acceso es en recodo o ángulo recto con relación a la puerta de entrada a la sala templada desde la fría. La sala cálida o Bayt al-Sajum estaba dividida en origen creando una sala tripartita con saletas en sus extremos. La partición se realizó mediante la disposición de arcos gemelos.
Destaca la conservación de todo el sistema de caldera y combustión que permitía el abastecimiento a la sala caliente con una importante reforma en el s. XV.
Se conservan los lucernarios de las bóvedas, el aljibe original y el acceso desde la calle Carlos Rubio de época moderna. En este piso superior destaca la documentación del antiguo pozo de noria del baño, así como el pavimento y la rampa de acceso desde la calle de época bajomedieval.
El delegado ha indicado también que la actuación general, distribuida por fases, consistirá en la musealización y adecuación a la visita pública de estos baños árabes, para lo cual, este año se hará el encargo del proyecto arquitectónico y museológico, así como el de investigación, control arqueológico y apoyo a la restauración, valorados en 64.000 euros.
DIARIOCORDOBA