Cuatro meses después vuelve el Barça al Bernabéu, el escenario donde encajó su única derrota. Y regresa con una pinta muy distinta de la que lucía al marcharse de Madrid, desmadejado por una tunda de fútbol. Cuatro meses después, reaparece en el coliseo blanco elegante e impecable, atildado con 11 puntos de ventaja y la posibilidad de crucificar a su máximo rival.
Pero Ernesto Valverde, que hizo una lectura fría y desapasionada de aquella doble derrota con los blancos de la Supercopa («ellos entraron muy bien en el primer tiempo del primer partido, lo tenemos en cuenta para preparar este»), achácandola en parte a la depresión causada por la marcha de Neymar, también relativiza las repercusiones del encuentro de este sábado. Aunque un triunfo azulgrana amplíe la diferencia a 14 puntos. «En absoluto el Madrid quedará descartado por el título», entiende Valverde, que prefiere «no elucubrar en las consecuencias del resultado si todavía no lo sabemos».
«¿El pasillo? Hace años se hacía en plan simbólico, de jugador a jugador, y no había adquirido ese cariz mediático. Yo no lo haría, y no querría que me lo hiciesen a mí por el tinte que ha adquirido»
Momentos para todo
«En una temporada hay tiempo para pasar malos momentos, para superarlos, para entrar en crisis…», ha argumentado el entrenador del Barça, considerando que aún quedarán cinco meses más de competición. Pero Valverde, evidentemente, está en la situación que habría deseado estar, disfrutando del periodo de placidez que vive el Barça, al que ha aupado al liderato.
Sin embargo, el equipo no rebajará ni un grado la tensión, ni la preparación, que exige un clásico. Valverde no cree que el Madrid se presente a la cita desesperado ni admite que el Barça sea favorito. «Los dos equipos vamos presionados por igual. El partido tiene suficientes alicientes para que los dos equipos salgamos muy puestos», expone el técnico azulgrana, que desoye las estadísticas: «Están bien para analizar el pasado, pero no indican lo que va a pasar en el futuro».
La posesión es el medio
Las dos últimas visitas ligueras del Barça se saldaron con dos triunfos (0-4 y 2-3) pero Valverde, como entrenador solo ha ganado uno de los diez partidos que dirigió en el Bernabéu. No hay una casuística concreta en el feudo blanco más allá de que la calidad histórica del Madrid y el empuje de la grada. Nada de eso ha cambiado. Tampoco cambiará la idea de juego azulgrana.
«La posesión no es la base para ganar el partido, sino la acumulación de ocasiones de gol; alguno como, como nosotros, lo consideramos un medio, pero el fin último es llegar a portería», ha explicado Valverde, que dará la pincelada definitiva a la idea azulgrana cuando conozca la alineación blanca: «No es lo mismo que juegue Isco a que lo haga Bale». El técnico da por seguro que sí jugará Cristiano, pese a que estuvo tocado esta semana.
Lo que no hará el Barça es el pasillo, reclamado por algunos medios de comunicación madrileños. «Hace años se hacía en plan simbólico, de jugador a jugador, y no había adquirido ese cariz mediático. Yo no lo haría, y no querría que me lo hiciesen a mí por el tinte que ha adquirido», sostiene Valverde, que todavía conserva una visión romántica de un duelo que agota adjetivos: «Hay tantas luces en el clásico que no te dejan ver el fondo, y no deja de ser un partido de fútbol de 11 contra 11».
DIARIOCORDOBA