Eli y Sian, hijos de Bono y The Edge, se cogen de la mano en la fotografía de Anton Corbijn que ilustra la portada de ‘Songs of experience’, el 14º disco de U2. Un álbum que se pone hoy a la venta en todo el mundo tras un largo proceso de grabación, marcado por el aparatoso accidente de bicicleta que sufrió el cantante de la banda (y que le provocó múltiples fracturas) y por los convulsos cambios en el panorama político.
Han tardado dos años y medio en completar ‘Songs of experience’. Después de todo ese tiempo, debe de haber sido una gran satisfacción llegar por fin a la línea de meta, ¿no? The Edge: Sí, lo ha sido. La primera vez que lo escuché, lo hice como si fuera uno de nuestros fans. Fue como “¡oh, no me acordaba de esto!”. Eso me atrapó. Ves cosas pequeñas que antes no habías tenido en cuenta.
Bono: Ha sido genial (risas). Pero, como suelo decir a todo aquel que esté interesado en nuestra banda, gracias por la paciencia.
¿Cómo lo compararían con la grabación de ‘Songs of innnocence’? The Edge: Por supuesto hay algunos detalles que conectan con las canciones de ‘Songs of innocence’, o con otros sonidos de antes. Trabajar con Working Mouse en aquel disco nos permitió conocer otro tipo de producciones que podíamos añadir a lo que estábamos haciendo. Así que en ‘Songs of experience’ nos beneficiamos del hecho de que, como banda, podemos llegar donde otros no pueden, pero también intentamos no encerrarnos en un modo de producir demasiado tradicional.
Bono: No es un misterio lo que a nuestros fans les gusta de la banda: las grandes melodías aderezadas con grandes ideas de producción. La innovación sónica es un elemento clave de U2, pero nuestro mejor trabajo es el resultado de situar las melodías por encima de la experimentación. Esa fue la mayor lección que aprendimos haciendo ‘Songs of innocence’. Y continuamos con esa idea en ‘Songs of experience’.
DIARIOCORDOBA