El exministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, es uno de los dos precandidatos presidenciales del Partido Conservador que insisten en su aspiración, después de que Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez se retiraron para presentarse por firmas por estar en desacuerdo con las posturas de la Dirección de la colectividad.
No obstante, Lizarralde considera que ha faltado más respaldo del Partido a sus precandidatos, por lo que le pide que manifieste con hechos esa decisión que adoptó de buscar la presidencia en 2018.
RUBÉN DARÍO LIZARRALDE MONTOYA: La campaña va bien porque vamos hacia una candidatura del Partido, dicen que la política es dinámica, la política cambia todos los días. Aun antes de inscribirme a la candidatura, me advirtieron que el Partido estaba buscando una alianza con el precandidato Vargas Lleras y que en ese sentido no valía la pena que me presentara. De todas maneras consideré y considero que el Partido tiene necesidad de presentarse, inclusive en las elecciones parlamentarias, con un candidato. Los partidos políticos tienen que tener vocación de poder, y cuando nos estábamos enfrentando a una situación en la que lo excepcional que es llegar a una candidatura por firmas, eso es lo excepcional, se volvió lo común, definitivamente el mensaje que estábamos recibiendo es que aquí hay una crisis institucional en la política, no en los partidos; y en una situación de posconflicto con las reglas de juego que se han ido construyendo desde el punto de vista institucional, no solamente por los acuerdos sino por todo lo que se ha legislado por fast track, se necesita unos partidos fuertes y una institucionalidad fuerte que enfrente ese nuevo panorama institucional y político. Si eso no se da, no me cabe la menor duda que en 8 años seguramente vamos a estar caminando por donde lo está haciendo nuestra hermana República de Venezuela.
Entonces hay que tener partidos fuertes y mi propósito fue contribuir a que el Partido Conservador se presentara a estas elecciones con candidato y que yo, como precandidato, los convenciera que es fundamental que no solo el Partido tenga candidato sino que puede ser un muy buen candidato.
Hace unos días con el precandidato Ubeimar Delgado nos reunimos con el Directorio y vamos a tener una reunión ampliada, no solo Directorio sin congresistas, porque les dijimos nuestras precandidaturas pareciera que fueran en la sombra porque para el común de la gente, para los medios de comunicación se considera que el Partido ya está jugado por Vargas Lleras.
Ahí el presidente del Directorio (senador Hernán Andrade) dijo que no está jugando por debajo de la mesa, que el Partido está comprometido con las precandidaturas y que luego se escogería un sistema para determinar cuál es el candidato. En ese sentido, el sistema que escojan para mí es irrelevante, lo importante es que haya candidatura, y ellos consideran que después de definida esa candidatura, ya sea por una encuesta o lo que sea, habría una Convención que diría ‘nos gusta ese candidato o vámonos a buscar otra candidatura’. Nos aseguraron que esa era la vía que iban a seguir y que autónomamente no iban a decidir ir hacia otro candidato si la Convención no autorizaba.
ENS: ¿No le preocupa que el Partido haya dilatado la escogencia del candidato, que si ya lo estuviera seguramente tendría más visibilidad?
RDLM: Me preocupa que a la hora de la verdad no tomen una definición, lo otro no porque si miramos en campañas anteriores, noviembre es el mes en el que se empiezan a observar los movimientos de los distintos precandidatos o candidatos y partidos. Lo que pasa es que por lo que sucedió en relación con el tema del plebiscito por el Sí y el No, y ese desconocimiento del No, de alguna manera esas campañas políticas se adelantaron, y entonces hoy todo el mundo está afanado porque haya una definición de cuál es el candidato, los partidos cómo van a ir, etcétera.
Lo que sí es aburrido es que perciban a los candidatos del Partido Conservador como desechables, que no son tomados en serio, y como no es tomada en serio la decisión del Partido de tener candidato. La falta de definición, creo que estamos en momento que esa definición del mecanismo se dé para que seguramente en enero las candidaturas arranquen con toda la fuerza.
El Partido no puede terminar en esa cauda que manejan cada uno de los senadores y que la tienen completamente del lado de ellos, desconociendo ese conservatismo que no vota específicamente por un candidato pero sí por el Partido. No podemos desconocer, y lo decía Álvaro Gómez, hay más conservadores que Partido Conservador. Y esos conservadores quisieran estar en el Partido, pero no sienten que el Partido les da las garantías institucionales para que se sientan cómodos en el Partido. Mi papel es dar esa pelea, por supuesto si mañana me dicen ‘hasta acá fuimos porque no nos interesa el Partido y porque queremos respaldar a un candidato de diferente partido, pues el mensaje que estaría recibiendo el país es que el Partido Conservador no tiene vocación de poder, que lo que hicieron en su momento Alejandro Ordóñez y Marta Lucía Ramírez de renunciar al Partido e irse por firmas era lo lógico, cuando en este momento lo que estoy diciendo lo lógico es dar la pelea dentro del Partido.
ENS: Una de las dudas de los congresistas conservadores sobre tener candidato propio es que usted y Delgado marcan bajo en las encuestas…
RDLM: Es difícil marcar diferente en las encuestas si el Partido abiertamente no está con uno, pero comparto una reflexión que le hice al Partido: en las últimas tres semanas respecto de la posición que adoptó el Partido frente a la discusión de la Justicia Especial para la Paz, de estudio, de discusión, de profundización, de llegar a un acuerdo que le conviniera al país, los representantes del Partido Conservador volvieron a estar en primera línea, volvieron a ser mirados como autónomos, como aportantes, como Partido que con vocación de poder estaban influyendo sobre una normatividad, no como los congresistas que están votando por determinada línea sin que el país considerara si el Partido estaba aportando o no.
Coaliciones
ENS: ¿Qué tanto puede influir los votos conservadores?
RDLM: Electoralmente vamos a llegar a lo siguiente: el Partido Conservador con Marta Lucía y Alejandro Ordóñez seguramente será de 2.300.000, 2.400.000 votos. Sin ellos será un Partido de 1.500.000 votos. Si hay candidato conservador, sea Ubeimar o sea yo, ese personaje va representar 1.500.000 votos, los votos del Partido, no los votos de Ubeimar, no los votos míos que no tengo, tengo propuestas, tengo inteligencia y experiencia, un recorrido en el sector privado más que en el público y tengo muchísimo por aportar en esta contienda.
Si todo el Partido, salvo Marta Lucía y Alejandro, actúa como un solo cuerpo, ¿no define en las próximas elecciones? Por supuesto que sí.
Entonces mi propósito es convencer al Partido de que ese millón y medio de votos define, y que no es lo mismo llegar cada uno por su lado, adherir a un partido o a un señor, a llegar como partido. Hagamos una coalición de partidos, porque eso sí tampoco nos engañemos, aquí va a haber coaliciones de partidos en un lado y en el otro: en el centroderecha y en el centroizquierda.
Creo que va a ser muy difícil que tengamos caracterizado un centro-centro, y ese centroderecha va a ser la suma de varios partidos y ese centroizquierda va a ser la suma de varios partidos.
De manera que no me cabe la menor duda de que vamos a tener que llegar a unos acuerdos de partidos. Si no llegamos a unos acuerdos de partidos, si llegan unos parlamentarios y unos se van para un lado y otros se van para otro, el Partido Conservador se fregó, y puede, si eso pasa, muy rápidamente, en cuatro años, llegar a lo que está llegando el Partido de La U, a una desaparición lenta e imperceptible.
ELNUEVOSIGLO