Se llamaba Maia, tenía 2 años y fue asesinada con un arma blanca este pasado domingo en la localidad valenciana de Alzira por su padre, según confesó él mismo. Ayer por la mañana, en los alrededores del número 12 de la calle Pare Castell de este municipio, donde se produjo el trágico suceso, amigos y familiares de la madre de la menor no encontraban explicación a semejante atrocidad. La crueldad era tal que les resultaba inconcebible que hubiera sucedido realmente. Pero la fría estadística demuestra que se trata de un acto más común de lo que parece.
De confirmarse, como apuntan todos los indicios, que se trata de un caso de violencia machista, Maia sería el octavo menor asesinado en lo que llevamos de 2017 en España en estas circunstancias. Todos ellos tenían menos de 12 años, lo que añade un dramático plus de vulnerabilidad a su condición de víctimas colaterales de una lacra que este año ya ha costado la vida a, como mínimo, 43 mujeres y que, conjuntamente, supera ya el medio centenar de muertos a falta de un mes y medio para que se cierre el registro anual.
DIARIOCORDOBA