Frente a algunos señalamientos callejeros que lo vincularían con el hecho, aunque la Fiscalía no lo ha hecho como tal, el ex gobernador de Córdoba, Alejandro Lyons Muskus, sostuvo desde Miami, donde es testigo protegido de la justicia americana en temas de corrupción, que no es un asesino y que no tiene que ver con el tema de la desaparición y muerte del ex director de Regalías de este Departamento, Jairo Zapa Pérez.
“A la fecha no tengo un proceso formal ni una indagación preliminar… lo único que puedo decir es que jamás he tenido relación con la desaparición y muerte de Jairo Zapa ni de ninguna otra persona, no soy un asesino”, precisó el ex mandatario.
Las declaraciones las entregó Lyons en una entrevista concedida en Miami a la emisora virtual Montería Radio 38 Grados, en la que además sostiene que no tiene relación de amistad con el ex contratista de la Gobernación de Córdoba Jesús Henao Sarmiento, sindicado por la Fiscalía como el determinador del homicidio del funcionario, ocurrido la tarde del 27 de marzo de 2014 en Montería. Fue precisamente Henao – según el escrito de acusación de la Fiscalía – quien organizó el supuesto almuerzo de trabajo al que fue invitado Zapa para asesinarlo y desaparecer su cadáver.
“Un fin perverso”
Lyons afirmó que haber enterrado el cuerpo de Zapa cerca de la finca de su padre, a 80 kilómetros de Montería, en zona rural de Pueblo Nuevo, “tiene un fin perverso y temerario”.
“Y no me cabe duda, en primer lugar, que la desaparición de Jairo Zapa y su muerte, según lo relata el autor material, ocurre en Montería. Esa finca está a 80 kilómetros, y hay que pasar por peajes, retenes y llevarlo a ese sitio para enterrarlo involucra un riesgo enorme. Y no tiene ningún sentido que se haga, si de lo que se trata es de ocultar un cadáver. Si de lo que se trata es de extorsionar o incriminar o de tener algún método de presión contra alguna persona, ya tendría o cobraría un mejor sentido”, sostuvo Lyons Muskus.
Agrega que el día de la desaparición de su ex director de Regalías él estaba en la clínica Santa Fe, en Bogotá, con sus hijas gemelas en cuidados intermedios, y que se enteró de lo sucedido en medio de las especulaciones del momento.
“Regresé a Córdoba el domingo de esa misma semana que desapareció Jairo. Obviamente en ese entonces habían muchas especulaciones, hasta la misma fuerza pública me dio información de que él podía estar con algunas amigas o departiendo. Hasta me dijeron que había tomado un vuelo a Bogotá, no había certeza siquiera de qué había sucedido, ni qué pasaba. Esas primeras dos, tres semanas, fueron de muchas especulaciones, de desinformaciones”, precisa Lyons.
Agrega que “tuve noticias de que había un testigo que podía declarar sobre los móviles y los hechos en los que desapareció Jairo, y yo ofrezco una recompensa por ello y la autorizo. Nadie reclamó la recompensa. Esa testigo de cargo fue la inició todo este proceso”.
ELHERALDO