De manera sorpresiva el exministro de Agricultura del actual Gobierno, Rubén Darío Lizarralde, saltó por primera vez a la arena electoral, en busca de la candidatura única del Partido Conservador. Afirma que su salida del gabinete fue un pedido de La Habana y no por los señalamientos de sectores políticos por acumulación de tierras, todas estas, “denuncias falsas”, dice.
Nació en el Valle del Cauca, pero resalta que su mamá es antioqueña, oriunda del municipio de Amagá (Suroeste), de donde también es el expresidente Belisario Betancur, a quien considera su gran amigo y mentor.
En diálogo con EL COLOMBIANO afirmó que le guarda respeto al presidente Juan Manuel Santos, pero eso no significa que su pensamiento haya quedado hipotecado. “Hay muchas cosas por las que nos alejamos, en función de lo que debió ser un desarrollo equilibrado en el sector agroindustrial, las reformas tributarias que le hicieron daño al país y los desequilibrios en la implementación del Acuerdo”.
¿Qué opina del anuncio que hizo ayer el presidente Santos sobre el posible sometimiento del Clan del Golfo?
“Sometimiento, sí; negociación, no. Ojo, que no nos vayan a sorprender. Sé que hace más de un año estaban hablando de una posible negociación. Esto sería fatal institucionalmente. Quedaríamos en modo permanente de negociación, con terroristas, delincuentes y subversivos”.
¿Fue una buena decisión decretar el cese bilateral con la guerrilla del Eln?
“Me gusta, pero me parece muy grave que entre las condiciones los negociadores del Gobierno acepten el reclutamiento de menores de 18, 17, 16 y 15 años. Ningún colombiano, padre o madre aceptaría este atropello violatorio de los derechos fundamentales de un niño. Esto no augura un acuerdo aceptable. Vamos a deteriorar aún más la institucionalidad del país”.
¿Teme que las Farc tengan opción real de poder?
“No me preocupa que las Farc lleguen a gobernar el país. La democracia decide quién gana y quién pierde. Lo que me preocupa es que en la negociación hayamos establecido normas que generan desequilibrio y los beneficie. Es el único partido que hoy aparece en la Constitución. La JEP aún no funciona, pero ya hay una cantidad de personas que cometieron delitos de lesa humanidad en las calles. Desconcierta que 7.600 personas lograron cambiar, sin ningún proceso constituyente, la estructura del Estado, nuestro marco legal. Sin que hagamos trizas el Acuerdo, si tenemos que trabajar por un ordenamiento institucional”.
¿La visita del Papa cambiará en algo la dinámica local?
“Este es un país católico y la visita de un Papa motiva sus sentimientos, pero los fenómenos políticos y de corrupción trascienden su llegada. Debe servir no solo para que nos regocijemos, sino también para que interioricemos nuestra fe y principios católicos, que ojalá superen las debilidades del hombre, como la corrupción y el deseo por el bien ajeno. El Papa no va a resolver nuestros problemas, nos corresponde a nosotros”.
¿A qué se debió su salida de la cartera de Agricultura?
“Llegué al Ministerio a establecer un proyecto que le permitiera a los campesinos y a los medianos inversionistas participar en la generación de riqueza en el campo, aprovechando la experiencia que tuve en el Magdalena Medio, donde hicimos propietarios a muchos campesinos que no tenían tierra. Lamentablemente, la mesa de La Habana se opuso a esa pretensión y al proyecto de ley que presenté y retiré, buscando llevarlo conjuntamente con el Presidente, pero eso nunca se dio. Cuando se terminó el primer gobierno del presidente Santos ya no tenía nada más que hacer ahí”.
¿En qué línea política del Partido Conservador se circunscribe?
“El PC necesita pensar, recogerse y desempolvar su historia, lo que le ha aportado al desarrollo económico y ponerlo encima de la mesa para el beneficio de los colombianos. El Partido debe hacer un ejercicio de liderazgo, que ofrezca la posibilidad de mirar la economía y el desarrollo social en una perspectiva diferente a la actual”.
¿Qué haría como presidente para alcanzar ese desarrollo social?
“Ese bien solo se expresa con el empleo formal. Tenemos, aparentemente, un desempleo del 9,7 %, pero resulta que solo el 47 % de los empleados pagan la seguridad social. Hay que buscar los mecanismo para que sea el 100 %, pero con un pago compartido con el Estado, porque no podemos permitir que empresas pequeñas y medianas, que no aguantan esos pagos, terminen desapareciendo. En lugar de regalar plata en cosas que no generan desarrollo y valor, el Estado debe focalizarlo hacia acciones que impacten a las comunidades”.
¿Y en qué programas cree que el Gobierno invierte mal?
“Por ejemplo, los subsidios al precio final en los productos agrícolas no generan valor sino que estimulan la mediocridad. Esos recursos deberían invertirse en vías terciarias, tecnología, asistencia técnica o manejo del agua. El Gobierno ha estado depurando el Sisben, porque hay mucha gente que recibe ese subsidio teniendo trabajo. En el sector manufacturero hay mucha industria competitiva, pero llevar su producción hasta un puerto se la hace perder. Esto debido a una deficiencia que tiene el Estado en costo de energía o infraestructura. En lo que esté afectando la productividad de las empresas el Estado debería compensar, que es diferente a entregar subsidios”.
En ese orden de ideas, ¿usted como presidente acabaría con Familias en Acción?
“Es mejor propiciar el empleo. En muchas partes la gente prefiere no trabajar porque esta recibiendo el auxilio. Eso no genera valor, ni estimula a la gente a participar del desarrollo económico, sino que lo frena y poco aporta a la estabilidad familiar”.
¿Cuál es el panorama hoy de la economía?
“No supimos manejar la bonanza petrolera y en este momento hay empresas generando desempleo. Si a eso le añadimos el crecimiento dramático en cultivos ilícitos, en minería ilegal y contrabando, estamos tendiendo hacia una economía ilegal, mafiosa, que nos hace recordar experiencias que no queremos volver a repetir”.
¿Es responsable que algunos precandidatos prometan bajar impuestos?
“Varios economistas, como José Antonio Ocampo, le han dicho a los candidatos que no le digan al país que van a bajar impuestos, sin dar las fórmulas. Es algo irresponsable, porque el país está necesitando más recursos. Si uno crece la economía, puede bajar tasas tributarias, para que el país sea más atractivo a la inversión nacional y extranjera”.
¿Qué plantearía en política agraria?
“El 75 % de la tierra no está siendo aprovechada, porque no tenemos un buen manejo del agua, financiación y asistencia técnica. Cuando tenemos un presupuesto para lo agropecuario que es 15 veces inferior a los sectores de mayores presupuestos, el mensaje es que no confían que este sector vaya a propiciar desarrollo”.