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Comienza el juicio contra el político opositor turco Selahattin Demirtas

Antes de ser arrestado, el 4 de noviembre del año pasado, Selahattin Demirtas decidió quedarse en Turquía. El líder del HDP, según explicó su mujer a la prensa turca, sabía que tarde o temprano pasaría: que sería detenido.

«Aunque muchos de nuestros amigos le pidieron que se marchara, él quiso quedarse —dijo su mujer—. Mientras la policía arrestaba a miles de personas, él dijo que seguiría siendo el colíder del HDP. Que resistiría». Desde que pasó, desde que lo arrestaron, han pasado ya 400 días. Este jueves, tras muchos retrasos y con una enorme expectación tanto nacional como internacional, comienza su juicio.

La fiscalía acusa a Demirtas de liderar una organización terrorista, incitar el odio y el crimen en público y de hacer campaña por el PKK, la guerrilla comunista kurda en guerra con el Gobierno turco.

El HDP —el Partido Democrático de los Pueblos— es, por su parte, una formación pro-kurda que, en la actualidad, es la tercera mayor en representación parlamentaria en Turquía, justo después del AKP de Erdogan y de los kemalistas del CHP.

Muchos de sus parlamentarios han sido encarcelados por los mismos motivos que Demirtas: la otra colider del partido, Fiden Yüksedag, de hecho, también cuenta más de un año metida entre rejas. Su juicio, paralelo al de Demirtas aunque algo menos mediático, también tiene lugar en Ankara.

Pero hay una gran diferencia: Yüksedag, mientras es procesada, está presente en el juzgado. Demirtas pidió atender a la primera vista de este jueves, pero el juez se lo denegó. Se le ofreció, esta pasada madrugada, comparecer por videoconferencia, pero el colider del HDP no estuvo de acuerdo: a Demirtas se le juzgará desde la cárcel.

En esta vista, además, tampoco ha sido permitida la entrada a la prensa extranjera ni observadores internacionales. Solo los abogados de la defensa y algunos periodistas turcos han podido estar presentes en el tribunal.

 Sus discursos como pruebas
Según han explicado los abogados del político opositor a Erdogan, las pruebas que aporta la fiscalía son, en su mayoría, los discursos públicos de Demirtas. Por ejemplo, la acusación asegura que Demirtas llamó a la insurrección armada cuando, en octubre de 2014, en un acto público, pidió a sus seguidores que protestaran en contra de la política del Gobierno turco en la guerra contra el Estado Islámico durante la batalla de Kobane.

En las protestas que vinieron después, en el sureste turco —la zona de mayoría kurda—, en enfrentamientos con la policía, murieron unas 50 personas. El responsable de ello, según la fiscalía, es Demirtas.

«Las autoridades tienen la obligación de investigar las muertes y las actividades criminales que ocurrieron, pero no existe ninguna prueba que señale que la violencia que se desató fuese el resultado del llamado a las protestas que hizo el líder del HDP», ha asegurado Human Rights Watch en un comunicado este jueves, que continúa: «Se hace difícil no pensar que el juicio contra Demirtas es un intento de socavar la oposición parlamentaria turca. No hay ninguna evidencia criminal en contra del político kurdo».

«No puedes encarcelar a un político sólo por lo que dice —explicó a la prensa turca la mujer de Demirtas—. Si no te gustan sus discursos, los puedes criticar o, directamente, no votarle en las elecciones». Pero no en Turquía: si es declarado culpable, Demirtas se podría enfrentar a una pena de 142 años de cárcel.

DIARIOCORDOBA